El estrés laboral o familiar puede predisponernos a sufrir cierto tipo de patologías, entre ellas problemas digestivos, afecciones de la piel y, en el caso que nos ocupa hoy, problemas bucales. El bruxismo no distingue entre niños y adultos, y afecta de igual manera a los dos sexos. Si quieres conservar unos dientes sanos, relájate y olvídate del estrés y la ansiedad.
Al tratarse de una acción inconsciente, el bruxismo suele ser diagnosticado por los dentistas cuando observan un desgaste anormal de las piezas dentales debido a la presión excesiva o al roce entre los dientes. Esta patología puede ser nocturna o diurna, dependiendo del momento del día en el que se produzca, y además puede ser céntrica (si nos limitamos a apretar la mandíbula de forma inconsciente) o excéntrica (si existe frotamiento entre los dientes).
Aunque las causas aún no están claras, sí se sabe que el bruxismo tiene mucho que ver con los niveles de estrés que soportamos en nuestro día a día. Es importante que se diagnostique lo antes posible para poder poner soluciones: lo más común es utilizar una férula de descarga por el día o por la noche (similar a la que usan los boxeadores, pero de materiales más duraderos) y además incluir en nuestra rutina ejercicios de relajación.
Aprender a controlar el estrés y la ansiedad a través de profesionales o con el deporte es importante para evitar este tipo de patologías que nos pueden causar dolores musculares, de cabeza, de oído y desgaste dental.